Cuentan en un barrio de Entre Rios hace muchísimos años dos
ancianos encontraron un perro abandonado. Sintieron lástima por el animalito
que, pese a su aspecto extraño, los miraba con ojos de mucha ternura. Le dieron
de comer y lo asearon, incorporándolo a la vida familiar.
Cierta vez el perro presentó síntomas de decaimiento y lo llevaron al veterinario para que lo atendiese. El facultativo, tras revisarlo, no pudo encontrar las palabras adecuadas para decirles a los afligidos amos que lo que habían recogido no era un tierno ejemplar de raza canina sino una enorme rata.
Cierta vez el perro presentó síntomas de decaimiento y lo llevaron al veterinario para que lo atendiese. El facultativo, tras revisarlo, no pudo encontrar las palabras adecuadas para decirles a los afligidos amos que lo que habían recogido no era un tierno ejemplar de raza canina sino una enorme rata.
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