Una historia con manifestaciones físicas se da en el
edificio del Archivo General de la
Provincia , en la calle Pellegrini al 1300. Unos labios se
imprimen diariamente en los vidrios de la puerta de entrada, como si fueran
besos. “Esto lo vemos desde hace años. La puerta se limpia y vuelven a
aparecer”, comenta el director de la entidad, Leopoldo Jantus, quien agrega que
en la antigua casa vivió un hombre que se casó varias veces, haciendo alusión a
que podría ser una de las esposas la que aún deambula por allí. Los empleados
del lugar coinciden con el relato de una manera natural aportando historias: la
lámpara colgante de una de las habitaciones se balancea sin tocarla y sin haber
corriente de aire.
“Por las dudas, corrí mi escritorio para no estar debajo por
si se cae”, dice con humor una de las archiveras. Timbres desconectados que
suenan y el sonido de pasos se suman a la lista de fenómenos.
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