Sin lugar a dudas la devoción a San
Como nació la leyenda
La historia arranca cuando el abuelo Lorenzo, recorriendo el
campo en un obraje en el Chaco hallo un pequeño bulto de trapo conteniendo dos
imágenes: una desconocida y otra de San Antonio. Sin darle mayor importancia
este hombre guardo ambos elementos en una caja y lo llevo a su casa. Allí dejo
la caja en un baúl y la olvido. Unos años después en circunstancias que este
hombre atravesaba momentos difíciles por las noches se oía un incesante
golpeteo. Presa de natural inquietud comenzó a rastrear la fuente del sonido y
para su sorpresa dentro del mueble en un rincón olvidado se encontraba la caja,
quien inmediatamente de tocada, ceso sus golpes. Sin dar crédito a la
evidencia, dejo la misma, pero a la noche siguiente repitió sus golpeteos. El
hombre preocupado por este fenómeno finalmente opto por sacar del armario la
cajita y colocar ambos santos en su mesita de luz. La esposa de este hombre,
profundamente católica, con diligencia construyo un pequeño relicario y coloco
dentro ambas imágenes. A las dos horas de efectuada esta acción se les aparece
una aborigen que les informó quien era el santo incógnito revelándoles que era
San La Muerte. Todo
esto sucedió en el obrador en la provincia del Chaco, en una zona muy pobre y
olvidada de Dios hará mas de un siglo atrás, cuando los aborígenes y los pobres
eran fuertemente explotados y sometidos por los poderosos y la justicia al
igual que la policía estaban al servicio de los que tenían dinero.
Manifestaciones de San La Muerte
Desde ese día comenzó la acción tutelar de San La Muerte en esta familia. Al
principio, cuando don Lorenzo y su esposa regresaron a Corrientes, mediante la
devoción familiar, centrándose el culto de agradecimiento cada 20 de agosto,
fecha en que la aparición de la aborigen revelo el carácter del Santo. Poco a
poco los vecinos de la familia Barrios fueron acercándose y rogándole al santo
por sus vaquitas perdidas. Cuenta la tradición centenaria de esta familia
que según se mostraba la “flor” de la vela (el pabilo y su llama) se sabia
inmediatamente si el animal extraviado estaba vivo o muerto, con una certeza
casi infalible, Don Lorenzo incluso daba las señas de donde hallar a los
animales perdidos en base a esta manifestación del santo para con sus devotos. Muchos
campesinos y humildes agricultores salvaron así a sus familias del hambre y
cada vez que había devoción se iban acercando y agregando al núcleo fundacional
de los devotos. Al mismo tiempo se fueron incorporando las ofrendas al santo,
en forma de velas. A inicios de este siglo XXI los casos atribuidos al
santo ya sumaban un grueso corpus de anécdotas que aun no se han recopilado
(pero que se piensa hacer en breve) pues el santo siempre fue muy eficaz con
los problemas de dinero, salud y amor. Antonio, un integrante de la familia
Barrios quien reside en Buenos Aires y suele organizar en agosto a los
peregrinos de esa provincia nos refiere
“Esto esta para el bien desde siempre, mi abuelito jamas
quiso que nada malo se hiciera aquí o que se usara al santo para eso. Aquí la
gente viene y hace sus promesas, cada cual sabe que prometer porque aquí no se
pide nada, y cuando se les cumple vienen muy felices y agradecen al santo.
Piden por la salud, el trabajo y el amor...” Este detalle no es menor,
porque a diferencia de otras devociones a este mismo santo, en Empedrado no se
aceptan velas negras, usadas en rituales para hacer daños o maldades. Estan
absolutamente prohibidas y en nuestra recorrida en agosto pasado y en estos
meses subsiguientes jamas vimos ni uno de estos signos negativos que han
marcado una leyenda negra que no siempre es correcta. Antonio nos recalca
“Nosotros seguimos la tradición de mi abuelito, un hombre bueno que jamas se
presto para el mal, y creemos que el santo tampoco hace o esta para ello”Los
peregrinos agradecen generosamente no solo al santo sino también a sus
cuidadores y gracias a eso el santuario crece cada día mas. Ellos no cobran por
entrar ni por participar, solo reciben humildemente el aporte que agradecidos
promeseros les hacen. Es de destacar que en los espectáculos que se hacen en
Agosto u en otros meses, donde los chamameceros, cantantes y bailarines
ofrendan su arte gratuitamente a San La Muerte.
La devoción hacia el santo está mas dictaba por el corazón
que por los rituales. Salvo una oración específica, para rogarle o agradecerle
a San La Muerte ,
no hay un culto especialmente diseñado ni una liturgia especial. En la pequeña
capilla de San La Muerte
está, en un relicario esplendoroso de luz y fuerza, el santo: una minúscula
figurilla de oro de apenas dos pulgadas de alto realizada en una técnica de
bajorrelieve y al lado suyo una medallita también áurea de San Antonio. En la
capilla además conviven las Vírgenes de Itatí y otras junto a varios santos que
armoniosamente dan su bendición y mensaje ecuménico de paz y amor a los feligreses.
Completa la imagen un mural de tres lados que poseen como personajes a
aborígenes, en homenaje a la visión de la indígena que ilustró a Don Lorenzo. Pese
a esto la relación con la
Iglesia católica es conflictiva. La ortodoxia católica no
puede ni desea aceptar que un santo nacido en el seno del pueblo este en sus
altares. Antonio, con un dejo de tristeza, nos relata:
“En una época hace no mas de 30 años, llevaba mi abuelito al
santito a la Iglesia
y se hacia una misa Allí, los dias 20. Le hacían misa pero después de un día
para otro se corto esto. Creo con toda humildad que ha sido un error de la Iglesia discriminarnos. NO
vemos que puede tener de malo creer en un santo que defiende a los pobres...
Tendría que ser aceptada porque no esta para hacer el mal, al contrario. Y te
digo mas, mi abuelito cuando hallo al santo no sabia ni hacer la señal y para
el final de su larga vida rezaba dos horas a la mañana y dos horas antes de
dormir, pidiéndole al santo por todos los que solicitaban socorro de San La Muerte.. .”La devoción del
Santo de hecho y por lo que hemos constatado, posee una fuerte impronta
católica y se hace especial hincapié en los valores cristianos.
¿Quien es San La
Muerte ? La tradición mas esotérica y que rara vez ha
trascendido las fronteras de la mas estricta intimidad nos hablan de un monje
que además ejercía la medicina entre los pobres y los aborigenes, acusado de
curandería y brujería fue perseguido en esta provincia de Corrientes y dio con
sus huesos en la cárcel. Los poderosos de entonces -haría mas de doscientos
cincuenta años a la fecha- se encargaron de que tuviera un proceso injusto y
cruel pese a su estado eclesiástico. Como pertenecía probablemente a la orden
de los jesuitas o de los franciscanos, la curia de entonces no le presto apoyo
y dejo que se le condenara a la prisión mas rigurosa debido a las
circunstancias políticas del viejo imperio de los reyes españoles que estaba
desplomándose en una lucha interna.
El monje cuyo nombre fue olvidado en las arenas del tiempo,
dio con sus huesos en la prisión virreynal, cerrándose la puerta a cal y canto.
Por debajo de la puerta se le fue pasando la comida desde el día de su
encarcelamiento (un 13 de agosto) y cuando fueron a constatar su estado el 20
de agosto (es decir ocho días después) para darlo al brazo secular para su
tormento publico, se hallaron con un espectáculo horripilante: nada quedaban
del monje, salvo un desnudo esqueleto que al momento de entrar sus captores a
verlo, debido al alboroto que de armo, movió una mano y apunto a su principal
inquisidor. Pálido de muerte este hombre fallecería poco después presa de
torturados pensamientos. Poco a poco sus perseguidores caerían presa de
misteriosas enfermedades que el pueblo llano atribuyo a la justicia divina por
la profanación de un hombre bueno. Pero si bien el nombre del monje ha
caído en el olvido, no así su acción caritativa y cristiana entre los parias,
los pobres, los aborígenes y los leprosos de su época. Boca a boca a través de
los siglos fue relatándose su leyenda de martirio e incomprensión, su acción
bienhechora y su amor al prójimo.
Al milagro de su aspecto esquelético se le dio la
denominación de San La
Muerte. Toda referencia histórica fue eliminada por la Iglesia y los señores de
entonces siendo virtualmente imposible hallar documentos que de fe cierta del
proceso y encarcelamiento del monje; pero la tradición popular se mantuvo como
una memoria oral intocable e imperecedera y el santo ha regresado del olvido,
poco a poco y cada día con mas fuerza para dar su mensaje a los desesperados y
atribulados de esta provincia atravesada por un feudalismo recalcitrante y por
la injusticia hacia los desposeídos desde siempre. No es casual el desprecio y
la ignominia a la que se le ha querido atribuir a San La Muerte , a la negativa de la Iglesia a cobijar a sus
creyentes y del poder, a ignorarlo mientras se favorecen otros cultos que no
les son perniciosos para mantener la mansedumbre y dominio de los sumisos. San
La Muerte
tiene su leyenda negra, pero es comprensible, su aspecto aterrador y su
vinculación con la cercanía de la muerte, ese temor horrible destino común a
todos los mortales. Pero lejos de ser algo maligno o perverso San La Muerte -según sus devotos
mas fieles- propicia la vida, ayuda al bien morir (en lo espiritual y físico) y
a los perseguidos injustamente a los enfermos del cuerpo y del corazón los
cobija en los momentos mas difíciles y duros. Y ellos después regresan para
darle las gracias y testimoniar en una prueba de fe que va desde una vela
encendida o un cigarrillo en el altar, a las bebidas, los facones y otras
demostraciones de devoción que desde su urna de cristal el santo acepta en
silencio y con una eterna sonrisa mas enigmática que la de la Gioconda.
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