El Santuario principal se encuentra en el cruce de las rutas
Nº 123 y 119, a
8 km de
la ciudad de Mercedes (antigua Pay-Ubre). Desde lejos se observa el centenar de
tacuaras con banderas rojas, el mausoleo con las placas de agradecimiento y una
enorme cantidad de ofrendas similares a lo que ocurre en el santuario de
Vallecito de la Difunta
Correa : muletas, vestidos de novia, juguetes, casas hechas en
miniatura, autitos. Estampitas del santo con los pedidos escritos detrás o con
expresiones de agradecimiento.
El color rojo es el distintivo del Gauchito Gil que se
manifiesta en velas y fundamentalmente en cintas con el pedido o agradecimiento
escrito. Es costumbre dejar una cinta atada a las miles de cintas que hay, y se
retirar otra ya "bendecida" por el santo que se coloca en la muñeca,
en el espejo del auto o en algún lugar privilegiado de la casa para que proteja
o ayude.
Varios días antes del 8 de enero, fecha del aniversario de
su muerte, comienza a congregarse la gente y pasar la noche en carpas. Se
improvisan negocios, bailantas la compás del chamamé, kioscos que venden
bebidas y recuerdos. Los jinetes se acercan llevando banderas y estandartes en
tacuaras para dejar en el lugar, que también se cubre de flores rojas. El cura
de Mercedes oficia una Misa por el alma del Gauchito. En el terreno donado por
el estanciero se construyó un tinglado donde se acumulan las ofrendas, sitios
para encender.
Los otros santuarios del Gauchito Gil se levantan
principalmente en el litoral aunque su culto se va extendiendo paulatinamente
al resto del país como lo certifican los oratorios que existe en los Valles
Calchaquíes, Salta y en Ushuaia, Tierra del Fuego. Sus estampas se reparten en
los subtes porteños y se venden en las santerías de Buenos Aires y en los
negocios de Luján junto a la
Virgen. También se agrega su imagen como ofrenda en los
santuarios de otros santos populares como la Difunta Correa.
Las cintas rojas con su nombre y el pedido de protección para quien la posea,
cuelgan de los espejos de cientos automóviles y son atadas en lugares visibles
de los comercios.
Los lugares elegidos son los cruces de caminos, donde se
atan en la rama de un árbol o en una tacuara clavada en tierra las cintas
rojas. Son lugares de parada obligada de todo viajante. Los ómnibus y los
caminantes se detienen un momento a saludar al Gauchito. En la provincia de
Formosa, donde existen oratorios muy próximos, los automovilistas tocan su
bocina al pasar. Si esto no se hiciese no contaría con la protección del santo
en el resto del viaje y podría ocurrirle una desgracia.
El límite de lo que se le pide al Gauchito lo pone la
persona que solicita: salud, dinero, trabajo, amor, en casos que se necesite
valor para enfrentar una situación y fundamentalmente protección a los viajeros.
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