10 diciembre 2014

Leyenda El Vinal


es un árbol que suele alcanzar varios metros de altura, y se bifurca desde arriba en ramas delgadas cubiertas de enormes espinas. Las hojas son fruto es una vaina delgada. Y larga.
Debajo del vinal no crece planta alguna al parecer por emanaciones del mismo árbol no bien determinadas todavía.
Consignamos la causa de ese fenómeno, según la fantasía aborigen, que tiene para cada misterio una explicación .sobrenatural.
Aconteció  que en una tribu guaraní nació un niño con instintos manifiestamente perversos. .
Desde muy pequeño dio muestras de crueldad, y a su impiedad no escapaban los más inocentes moradores del bosque, sean pájaros o animales.
Alarmada, la madre dio cuenta al cacique de lo que estaba ocurriendo. Este llamó a los hechiceros que después de un largo "consejo" llegaron a la conclusión de que el pequeño estaba poseído del espíritu de Aña y que mantenía relaciones con él.
Era necesario, pues, curarlo. Se resolvió en acuerdo con el cacique, apresarlo para llevar a cabo la importante tarea de desalojar el maldito del cuerpo. Pero cuando los hechiceros se acercaron al niño para cumplir su cometido, éste, retrocediendo sigilosamente, preparó su arco y sus flechas. De nada valieron las amenazas del cacique. El niño esperó que se acercaran y descargó sobre ellos las flechas mortales. Consumado el crimen comenzó a huir perseguido por toda la gente de la tribu. En varias oportunidades el pueblo enardecido estuvo a punto de darle alcance; pero legiones de cardones, sobre los que el criminal pasaba como un hálito, les cortaban el paso. Finalmente le perdieron de vista.
Días después encontraron en la selva un árbol nuevo. Era el niño que había caído de cansancio, pero Aña le había concedido el último favor para protegerlo.
Lo cubrió de espinas. Y así nació el vinal por obra del demonio. Tan malvado sigue siendo que a nadie permite vivir a su sombra; a  excepción del cardón y el cardoncillo que ayudaron en su huída. A todas las demás plantas mata sin compasión. Por eso los indios procuran destruirlo donde lo encuentran, pero deben cuidarse de los garfios arteros que Aña le ha dotado.. .
 

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