Los Cainagangues, en cuyos
dominios se alzaba la elevada cima del Marumbi, dicen que las diversas tribus
indígenas se salvaron subiendo a la montaña, y que una vez pasada la creciente,
como todos los animales habían desaparecido, se dieron a la tarea de
reconstruirlos, modelandolos con barro, por las noches al calor de las
hogueras.
Pero mientras algunos hacían
animales útiles y pacíficos, otros rivalizaban en hacerlos salvajes y dañinos,
así los tigres que antes del diluvio eran mansos, se convirtieron en fieras,
porque sus modeladores, después de haberlos formado y haber teñido su piel con
ceniza y carbón les dijeron al oído "... andá a comer gente y otros
animales; Las Antas también fueron hechas para ser feroces, pero a causa de una
obstrucción en el oído no escucharon las ordenes de ferocidad y se alimentaron
de vegetales.
El oso hormiguero fue diseñado
para ser un animal hermoso, pero el artista se ocupo del cuerpo durante toda la
noche y al llegar el alba no teniendo tiempo para hacerle la boca y los dientes
se limito a hundirle una varilla en el hocico diciendole -Anda a comer
hormigas. Y por muchas noches los sobrevivientes hicieron los animales que
debian poblar las llanuras y las selvas.
Mas tarde, arrepentido de haber
hecho los animales dañinos, quisieron suprimirlos, pero su intento fue vano y
para poder combatirlos se unieron los pueblos y las razas en una sola familia
olvidando antiguas tradiciones y rencillas para constituir un pueblo unido.
Guillermo Enrique Hudson en su
libro El Ombu dice que "... relatan los guaranies que una vez huyendo de
un incendio que se produjo por haber chocado la Tierra con el Sol mucha
gente se arrojó al Rio Paraguay y al instante se transformó en Capibaras,
Yacarés, mientras que otros, que treparon a los arboles, fueron chamuscados y
ennegrecidos por el fuego [o sea que eran blancos] y convertidos en
monos".
Otra versión dice que hace muchos
años, tantos que ni los mas ancianos recuerdan cuantos, y que lo saben porque
se transmitio de generación en generación, un día el cielo se ennegreció y
llovió muchísimo; días y días, todo oscuridad, solo quebrada por los
relámpagos, los ríos se salieron de madre, y las aguas comenzaron a cubrir la
tierra, entonces los indios asustados huyeron a refugiarse en lo alto de las
montañas, solo uno, fuerte y sabio y justo, se quedo en su hogar en la llanura... era el elegido de TUPÁ.
montañas, solo uno, fuerte y sabio y justo, se quedo en su hogar en la llanura... era el elegido de TUPÁ.
Tamandaré el indio, predicaba
a los demás hombres lo que Tupá le decía, y cuando no hubo quedado ninguno, el
fue a buscarlos para decirles que volviesen a sus hogares y confiaran como el
en el buen dios Tupá, pero nadie le presto atención y solo el y su esposa
quedaron en las planicies inundadas y cuando las aguas amenazaron taparlos,
alzo a su mujer y subiéronse a una palmera y esperaron, comiendo de sus frutos
a que las aguas bajaran.
Las aguas llegaron furiosas,
movieron la tierra y arrancaron la palmera, pero esta floto sobre la corriente.
Y pasaban los días y las aguas crecían, ocultando hasta las copas mas altas de
los arboles, las cumbres de las montañas, hasta tocar el cielo. Entonces Tupá
mando que casare la lluvia y el sol salio alumbrando a la palmera donde estaban
Tamandaré con su esposa. Las aguas comenzaron a descender y Tamandaré seguía en
la palmera refugiado en su follaje.
Un amanecer Tamandare despertó y
vio que la palmera estaba otra vez plantada en medio de la llanura, junto al
viejo hogar y oyó el canto de las aves que volvían a sus nidos, entonces se
bajo de la palmera con su esposa para poblar de nuevo la Tierra con su descendencia.
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