Corrientes
Tierra fecunda, de riberas naturales, que canta y baila desbordada de rió y luna y la imagen creadora en el alma de su gente.
En esta tierra bendita de auroras transparentes y atardeceres recónditos, donde basta el murmullo de sus ríos y lagunas y el rumor de sus montes, el aletear de sus pájaros, para objetivar sensaciones, en el espíritu nativo.
Aquí todo es música y verso, en la expresión determinante de hombres, mujeres y paisaje.
Aquí la humilde lavandera y el paciente pescador hacen suya la acostumbrada y permanente melodía del río. El sapukai de los hacheros da vida al monte, que se estremece en homenaje de hombres, hacha y árbol... Silba y canta el tropero en su tarea de marcha y melodías, mientras llega de las chacra la anunciación a la siembra como un canto de gestación de vida, en la vida del labriego.
Todo es creación y armonía. Todo es música y es verso.
Y en los fogones permanentes, se anima la noche amable, donde se afilan los cantares, que de andar de boca en boca, se hacen calandrias alegres en ramajes sonoros de las guitarras y en las notas vibrantes de los acordeones.
¡Así es Corrientes! ¡Y así es su gente! Chamigo.
Tierra fecunda, de riberas naturales, que canta y baila desbordada de rió y luna y la imagen creadora en el alma de su gente.
En esta tierra bendita de auroras transparentes y atardeceres recónditos, donde basta el murmullo de sus ríos y lagunas y el rumor de sus montes, el aletear de sus pájaros, para objetivar sensaciones, en el espíritu nativo.
Aquí todo es música y verso, en la expresión determinante de hombres, mujeres y paisaje.
Aquí la humilde lavandera y el paciente pescador hacen suya la acostumbrada y permanente melodía del río. El sapukai de los hacheros da vida al monte, que se estremece en homenaje de hombres, hacha y árbol... Silba y canta el tropero en su tarea de marcha y melodías, mientras llega de las chacra la anunciación a la siembra como un canto de gestación de vida, en la vida del labriego.
Todo es creación y armonía. Todo es música y es verso.
Y en los fogones permanentes, se anima la noche amable, donde se afilan los cantares, que de andar de boca en boca, se hacen calandrias alegres en ramajes sonoros de las guitarras y en las notas vibrantes de los acordeones.
¡Así es Corrientes! ¡Y así es su gente! Chamigo.
¡Hola, chamigo! ¿Qué tal?
-¡Pero muy lindo, chamigo!
Es el típico saludo
que usamos los correntinos.
"Chamigo" quiere decir
literalmente "Un amigo".
Aunque en rigor de verdad
eso se halla enriquecido
por todo cuanto contiene
de fraterno, de afectivo.
El "Chamigo" es algo más
que lo común de un amigo.
es una mano que estrecha
con impulso repentino,
es la voz que en ocasiones
nos nace como un estímulo
d ándole fuerza al elogio
¡Estuviste bien chamigo!
O la advertencia oportuna
cuando en algún trance crítico
alguien se acerca y nos dice
muy formal: ¡Chaqué chamigo!
O el corazón hecho hueco
cuando brindamos asilo,
diciendo sencillamente:
"¡Esta es tu casa, chamigo!"
O el reproche que nos brota
cuando exclamamos heridos
por el filo de una ofensa
"¡Eso sí que no, chamigo!"
Hasta en ello, hasta en lo ingrato,
la expresión tiene un sentido
de cuño tan puro y noble
que le dá valor de símbolo...
Un símbolo de amistad
muy propio del correntino.
pero así, cordial y hermoso
no crea usted que el "Chamigo"
se lo prodiga a cualquiera,
no señor. Es un rito
que se practica tan solo
cuando está reconocido
el real afecto de aquellos
que se consagran amigos.
Por eso, sin prevenciones
confíe en el correntino,
cuando corazón en mano
se le entrega en un:
¡Chamigo...!
-¡Pero muy lindo, chamigo!
Es el típico saludo
que usamos los correntinos.
"Chamigo" quiere decir
literalmente "Un amigo".
Aunque en rigor de verdad
eso se halla enriquecido
por todo cuanto contiene
de fraterno, de afectivo.
El "Chamigo" es algo más
que lo común de un amigo.
es una mano que estrecha
con impulso repentino,
es la voz que en ocasiones
nos nace como un estímulo
d ándole fuerza al elogio
¡Estuviste bien chamigo!
O la advertencia oportuna
cuando en algún trance crítico
alguien se acerca y nos dice
muy formal: ¡Chaqué chamigo!
O el corazón hecho hueco
cuando brindamos asilo,
diciendo sencillamente:
"¡Esta es tu casa, chamigo!"
O el reproche que nos brota
cuando exclamamos heridos
por el filo de una ofensa
"¡Eso sí que no, chamigo!"
Hasta en ello, hasta en lo ingrato,
la expresión tiene un sentido
de cuño tan puro y noble
que le dá valor de símbolo...
Un símbolo de amistad
muy propio del correntino.
pero así, cordial y hermoso
no crea usted que el "Chamigo"
se lo prodiga a cualquiera,
no señor. Es un rito
que se practica tan solo
cuando está reconocido
el real afecto de aquellos
que se consagran amigos.
Por eso, sin prevenciones
confíe en el correntino,
cuando corazón en mano
se le entrega en un:
¡Chamigo...!
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