La palabra ñandútatá proviene del guaraní, y significa
"avestruz de fuego". Este animal, rodeado de llamas, corre a una
velocidad mucho mayor a la de un avestruz común. Esto lo ayuda a perderse
de vista rápidamente después de perpetrar algún ataque. Dicen que siempre se lo
ve desde lejos y que si uno intenta acercarse corre peligro de muerte. De
hecho, afirman que quien lo ve de cerca muere irremediablemente a las
veinticuatro horas. Se trata de un fantasma maligno, y una manera de protegerse
de él es pedirle consejos a un sacerdote.
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